Finge ignorar el sonido, evita enfrentarse
con esas palabras que tantas veces escuchó. Esas que hieren, que molestan, esas
que sabe no son verdad, pero aún así lastiman.
Se niega rotundamente, porque aún sabiendo
que tiene la razón no sabría cómo enfrentar esa situación.
Suena y suena.
Sabe que tarde o temprano tendrá que
atender, pero aún así, insiste con retrasar el momento.
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